Mis pezuñas limándose, dejando piedras y más piedras atrás y aquella palmera a lo lejos es mi primer objetivo.
Llego. La observo. Siento su sombra y escucho el murmullo de las hojas cuchicheando (seguro que hablan de mi).
Miro hacia delante y allí está mi segundo paso: el barranco, aquella cueva. Mi destino en cinco minutos.
Llego. Entro. Mis pupilas se adaptan a la oscuridad. Miro hacia afuera y el cuadro es majestuoso desde mi cobijo.
Abro bien los ojos y lo veo, mi tercer encuentro con la montaña: la cresta.
Corro. Jadeo. Aprieto los dientes y llego.
Estiro mi cuerpo. Levanto el cuello. Hincho el pecho.Respiro lentamente.
Me sobrecoge el paisaje, el viento, la luz...
Se acercan unas compañeras, han llegado a la cima de mi montaña, me saludan,
estiran el cuerpo e, inmediatamente, vuelven a bajar...
No respiran mi aire.
No sienten mi viento.
No observan mi luz.
...
¿Por qué lo hacen?
¿Por qué quieren llegar a la cima?
Me desconcierta su prisa, me entristece...
Diferentes formas de disfrutar.
Todas válidas.., supongo.
¿Son las nuevas cabras locas?
Pueden los cuernos con su testa
ResponderEliminarservir de freno o de motor,
una vez que crees en ésta
los pasos se dan mejor.
Tengo ganas
ResponderEliminarTengo piernas
Tengo cuernos y cabeza
Tengo sueños por cumplir
Pongo el alma
cuerpo, mente
quiero bajar y subir
Doy las gracias
a quien debo
respetar, valorar, ser feliz.
La loma ayer imposible
ResponderEliminarcedió obligada a sus patas
con la energía visible
al ser ahora quien manda.
Por si esto fuera poco
bajó de nuevo a la mar
y embistiendo a la montaña
subió la loca tenaz.
Convencida la cabra desata
la cuerda que unía sus patas.