Vistas de página en total

domingo, 29 de abril de 2012

¿Por qué piensas que no puedes?

Mi anatomía se ha preparado desde mi nacimiento para ello, para la vida en zonas escarpadas: pezuñas duras y ligeras, buen agarre, patas traseras propulsoras, delanteras estabilizadoras, cabeza aerodinámica, piel dispuesta para altas temperaturas y frías noches. Perfecta.

He subido y bajado miles de veces: caminando.
He llegado a la cima cientos de veces: caminando.
He admirado a mis veloces compañeras decenas de veces: porque correr sin parar.

Y en miles de días de existencia como corredora, jamás me había planteado llegar al punto más alto corriendo, corriendo, corriendo.
¿Por qué?
Mi mente ni siquiera se paró a pensar que podía hacerlo, ni siquiera lo intenté.

Y un día me hicieron la pregunta: ¿Por qué no lo haces?
Y mi mente.., cambió.

Ayer lo intenté: preparé mis pezuñas, alimento, bebida y pelaje y comencé a correr.

Llaneo, llaneo y alzo mi mirada: la cima.

Y la subí.

Es increíble: sin apenas jadeos, sin revolucionar mi corazón y sin cansancio en las piernas.
Sólo yo, la montaña y mi mente.

Si lo sueñas, no lo dejes pasar: haz que ocurra.


2 comentarios:

  1. Llega un día en el camino,
    llega el camino del día,
    y más sabia la cabra lía
    los pasos de su destino.

    ResponderEliminar
  2. Alcanzada lejana cima
    descansa ya el animal,
    caminos de calor y calima,
    de los que hacen madurar.
    Le noto algo distinto
    a su cuerpo recién exprimido,
    creo saber qué es:
    la cabra loca ha crecido.

    ResponderEliminar