Entrenar en montaña no es cualquier cosa.
Está claro que no es lo mismo correr sobre asfalto y contar cuántas farolas eres capaz de pasar durante una hora, que correr sobre piedras, esquivar arbustos, subir ese repecho que te hace perder hasta el alma y concentrarte cada segundo para no tropezar y besar el suelo. Está claro que no es lo mismo.
Hoy me ha mirado una cabra a los ojos, a una distancia de medio metro. Me la he encontrado en una curva, cara a cara, de sopetón, ella corriendo hacia algún sitio y yo corriendo hacia el contrario. Ha frenado en seco y yo casi me la como...
Nos hemos mirado, hemos respirado juntas y , con la lentitud de una diosa, se ha puesto a caminar sin mirar atrás.
Yo...me he quedado sin respiración, ...
Y no puedo borrar esa mirada de mis recuerdos.
Hoy mi alma se ha mezclado con el alma de una cabra...
Y ya no hay vuelta atrás...
Mi carrera se ha vuelto más precisa, menos torpe...
No sé si ha sido la montaña.., o el animal..., pero soy otra.
Son las cosas que tiene identificarse con una cabra loca...
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